lunes, 1 de octubre de 2007

MI ULTIMO OCTUBRE

Uno de octubre.Casi dos, porque en el minutero del MAC de mi novio marcan ya las 23:46.Es el cumpleaños de mi amigo Fran, el comienzo de uno de mis meses favoritos del año y la confirmación de que el otoño ha regresado a la ciudad.Y todo vuelve a cobrar sentido.Porque no es que odie el verano, pero siempre me ha parecido una época de lo más triste, sucia y aburrida.Es ahora cuando vuelve la ropa de temporada, las chaquetas de cuero, las gabardinas, los paraguas picudos y negros, de bruja, y las botas espirales.Se están mojando los tejados, y eso bajo las huardillas hace ruido, un ruido continuo y encantador.Como en la planta de arriba en casa de mis padres donde se encuentra, ahora sin mí, mi dormitorio de toda la vida, o por ejemplo, la casa de mi novio, desde donde empiezo a escribir este irregular diario.Sí es verdad que a veces la lluvia de otoño me pone triste, pero las calles se vuelven imposibles, llenas de zapatos y luces de coches al atardecer, y la gente abarrota las tiendas.Y es como si todo estuviera empezando de nuevo, y el tiempo te diera otra oportunidad.

"Mi último octubre" es el título de una vieja canción que compuse cuando aún no vivía en Madrid, y del guión de un cortometraje que escribí después sobre un jovencito que se pasaba la vida colgado de un punto indeterminado del techo de su piso de estudiante, intentando tocar el suelo y abrir la puerta desde la que alguien aporreaba el timbre insistentemente. Una metáfora sobre la adolescencia y sobre como cada uno debe ir a buscar su destino y no quedarse sentado esperando, mirando a su alrededor y dando de comer a los fantasmas que nacen de nuestras propias imaginaciones. Thomas Mann decía algo así en uno de sus libros más hermosos, "Muerte en Venecia": "Los pensamientos de un hombre solitario son siempre mucho más terribles".
Me gustaría grabarlos algún día, la canción y el corto, quizás dentro de poco.

" tranquilo,
es este mi último octubre,
tranquilo,
mañana sucederá"

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