miércoles, 10 de octubre de 2007

El nudo

Octubre es ocre, de color cobre y alfombras.Además huele a óleos y barniz, y caballetes.Y pinto retratos oscuros sobre mi amiga Naiara, sentada en el escalón de la entrada, a oscuras, desde el interior de la bodega.Fuera una luna de hilo; mejor de cordón, que quizás durante el día está atada.Pero no puedes verlo.

MI ABUELA Y LAS TELARAÑAS

Cuando mi madre entró a vivir a casa de mis abuelos paternos recién casada con mi padre, procedió a limpiar las telarañas que se habían ido acumulando en todos los techos de la vivienda durante años.Mi abuela Cipri, el ser más parecido a mí físicamente que ha existido en la familia y que yo haya conocido, indignada, se dirigió a mi progenitora para decirle que no se le ocurriera quitarlas, porque adornaban.

martes, 9 de octubre de 2007

Llorar con "Los Simpsons"

Hoy en "El diario de Patricia" he visto una historia, que no se si es porque estoy algo sensible, pero me ha parecido encantadora. Una madre con epilepsia desde hace diez años, separada y muy agradecida a sus hijos por haber sido sus amigos, hermanos, maridos y por supuesto hijos durante todos estos años, se lamentaba de no poder pagar con su pensión de 480 euros, un traje de madrina a la altura de la boda de su hijo. Y una modista de renombre, antigua tejedora de Balenciaga se ha ofrecido a diseñarle un traje a su gusto, y regalarle todos los complementos acorde con el vestido.La pobre mujer no ha podido reprimir las lágrimas, y a mi todo esto me ha parecido de lo más tierno y conmovedor.Pero ya digo, que ando un tanto sensiblón por los últimos acontecimientos.Cuando estoy sensiblón me afectan las cosas más insospechadas.Una vez lloré con "Los Simpsons".

lunes, 1 de octubre de 2007

MI ULTIMO OCTUBRE

Uno de octubre.Casi dos, porque en el minutero del MAC de mi novio marcan ya las 23:46.Es el cumpleaños de mi amigo Fran, el comienzo de uno de mis meses favoritos del año y la confirmación de que el otoño ha regresado a la ciudad.Y todo vuelve a cobrar sentido.Porque no es que odie el verano, pero siempre me ha parecido una época de lo más triste, sucia y aburrida.Es ahora cuando vuelve la ropa de temporada, las chaquetas de cuero, las gabardinas, los paraguas picudos y negros, de bruja, y las botas espirales.Se están mojando los tejados, y eso bajo las huardillas hace ruido, un ruido continuo y encantador.Como en la planta de arriba en casa de mis padres donde se encuentra, ahora sin mí, mi dormitorio de toda la vida, o por ejemplo, la casa de mi novio, desde donde empiezo a escribir este irregular diario.Sí es verdad que a veces la lluvia de otoño me pone triste, pero las calles se vuelven imposibles, llenas de zapatos y luces de coches al atardecer, y la gente abarrota las tiendas.Y es como si todo estuviera empezando de nuevo, y el tiempo te diera otra oportunidad.

"Mi último octubre" es el título de una vieja canción que compuse cuando aún no vivía en Madrid, y del guión de un cortometraje que escribí después sobre un jovencito que se pasaba la vida colgado de un punto indeterminado del techo de su piso de estudiante, intentando tocar el suelo y abrir la puerta desde la que alguien aporreaba el timbre insistentemente. Una metáfora sobre la adolescencia y sobre como cada uno debe ir a buscar su destino y no quedarse sentado esperando, mirando a su alrededor y dando de comer a los fantasmas que nacen de nuestras propias imaginaciones. Thomas Mann decía algo así en uno de sus libros más hermosos, "Muerte en Venecia": "Los pensamientos de un hombre solitario son siempre mucho más terribles".
Me gustaría grabarlos algún día, la canción y el corto, quizás dentro de poco.

" tranquilo,
es este mi último octubre,
tranquilo,
mañana sucederá"